lunes, noviembre 02, 2009

Costumbres ajenas

Parece increible que con la inquina que algunos tienen a todo cuanto suene o parezca americano, nuestra cultura autóctona, nuestras tradicionales costumbres, se vean alteradas, desplazadas por esa serie de fenómenos que nos vienen del otro lado del Atlántico y que, por Noviembre o Navidades, convierten calles y plazas de España en burdos espectáculos repetitivos de algo que, celebrado en aquellas latitudes puede resultar lógico y, a veces, hasta simpático, pero que impuesto aquí, como moda, además de ridículo, es por supuesto esperpéntico...
Y es que Navidades Blancas - aunque la película pudiera parecer entrañable - aquí, hasta pocas y menos el orondo Papá Noel, ese que en ejercicio inadmisible de una evidente horterada escala de unos años a esta parte las fachadas de no pocos bloques de casas de vecinos, mientras se arrincona la figura de los Reyes Magos, claro que a lo mejor esto último tiene hasta su connotación religioso-ideológica.
Pero lo que clama al cielo - ¿y no me oyó?, como diría el Tenorio, tan español de las jornadas que abren el penúltimo mes del año - es lo del Halloween, en el que hemos caído todos y por decir todos, hasta algunas Hermandades, a las que hubo que llamarles al orden, recordándoles que no es lo más acertado vestir a sus miembros más pequeños de brujos o vampiros en las Casas en las que los cofrades se reúnen...
Total, que junto a las hamburguesas y los refrescos de cola, toda una serie de ofertas extranjerizantes que van carcomiendo nuestra cultura propia, llena de matices, de posibilidades, que por lo visto no sabemos descubrir y fomentar, incluso aquellos que gritan contra los americanos, cuando de Irak se trata, pero que luego son los primeros que se despepitan por lo que ellos hacen...
Ver para creer.

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