Generalmente, en la política internacional, en los grandes foros de decisión - Congreso de los Estados Unidos, Parlamento Europeo e instancias similares - es admitida la práctica de los lobby para tratar de influenciar en la promulgación de leyes o en decisiones empresariales que puedan beneficiar a aquellos a quienes los mismos representan y hasta ahí, nada que objetar si es habitualmente tolerado, aceptado por políticos, empresarios, financieros y cuantos, de una manera o de otra, tienen capacidad de influir en el conjunto de los ciudadanos y consiguientemente en la vida de los mismos...
Claro que cuando un lobby - y esto es lo que sin duda constituye la editorial conjunta de doce periódicos catalanes, para el autor de este blog - lo que trata es de forzar la actuación de unos Magistrados y más en concreto de quienes conforman el Tribunal Constitucional de España, para que su resolución sobre el Estatuto de Cataluña sea conforme a los postulados que viene defendiendo públicamente el Gobierno de dicha autonomía y con ellos todos los partidos nacionalistas, no se puede calificar más que de presión intolerable, por mucho que se trate de disfrazar con la etiqueta de "la dignidad de Cataluña", que es como se ha titulado dicho artículo de opinión conjunto.
Y que no se utilice el burdo argumento de la libertad de expresión, que podrá ser invocada cuando el mencionado Tribunal se haya manifestado y se discrepe de su sentencia, pero mientras tanto, lo que hoy ha sucedido, con el editoral al que nos referimos, es una clara e inadmisible ingerencia en el Poder Judicial que, especialmente el caso del alto Tribunal aludido, reviste una extraordinaria gravedad...
Pero aquí, con el respeto del Presidente del Gobierno por la editorial de doce periódicos catalanes, parece que es más que suficiente.
Mal vamos, como sigamos por este camino.
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