viernes, diciembre 05, 2008

El lugar de encuentro.

En este trigésimo aniversario de la Carta Magna, a la que ayer mismo y en post relacionado con el Pacto de Antequera para la autonomía andaluza aludíamos, es necesario felicitarse por el dilatado período de estabilidad que nuestra Constitución ha deparado para España, configurando una situación hasta ahora inédita y en la que, con aciertos y errores, nuestro país ha avanzado por la senda de la prosperidad, la justicia y la paz, tan solo alterada de vez en cuando por la plaga del terrorismo etarra que precisamente en vísperas de esta jubilosa celebración se cobraba una nueva víctima en la persona del empresario vasco Ignacio Uría.
Pero a pesar de tozudo empeño de los criminales en alterar la normalidad de los españoles, lo cierto es que la Constitución de la que supimos dotarnos para salir de la dictadura, ha puesto las bases para una prolongada etapa de convivencia en la que nuestra sociedad ha podido ir adentrándose en la modernidad y el progreso hasta situarse en primera línea entre los países más avanzados del mundo occidental.
Claro que como todo, también la Constitución que ahora festejamos puede quedársenos vieja y peder por ello su eficacia como instrumento para el progreso de España y ello nos lleva a insistir, de acuerdo con lo que según el CIS opina más de la mitad de los españoles, en su necesaria reforma, especialmente - como apunta también dicha encuesta - en materias como las Autonomías, la igualdad de sexos que acabe con la antigualla de la llamada Ley Sálica, el endurecimiento de las penas y el cumplimiento íntegro de las condenas para determinado tipo de delitos, la Justicia, para que esta no se vea sometida a la servidembre de los partidos, la nueva configuración del Senado y sus funciones o el sistema electoral...
Sin prisas, pero sin pausas. Sobre la base de un texto ya consagrado por tres décadas de impecable funcionamiento, pero con la voluntad de irle incorporando aquellas enmiendas que lo actualicen y le garanticen su continuidad en el tiempo. Vamos, algo así como la Constitución de Estados Unidos, que ya ha cumplido doscientos años de vigencia, a pesar de la manía que algunos tienen por aquí a todo lo norteamericano...

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