Muy bien está que las patronales de la Banca española y la de las Cajas de Ahorro hayan manifestado que se plantearían reconsiderar su presencia en Cataluña si finalmente esta región española, esta Comunidad autónoma nacida de la Constitución que abrumadoramente nos otorgamos los españoles en 1978, es decir los catalanes optaran por la independencia, argumento que aparte avisos de la Unión Europea, de sus líderes mas representativos, e incluso del presidente Obama, se ha visto reforzado - por si acaso hiciera falta - por una veintena larga de ex ministros de UCD, PSOE y PP que han suscrito un manifiesto en el que se muestran partidarios de que se abra una análisis profundo acerca de si la tan cacareada singularidad de Cataluña está siendo valorada y reconocida de manera justa, poniendo el límite a dicha reflexión de cualquier posible reforma que en este sentido se lleve a cabo sea compatible con el proyecto común que es España, ya que en ello radica la verdadera importancia de este asunto, es decir, que España es nuestra común realidad por encima de la posible singularidad que pudieran tener o tengan sus diferentes comunidades...
Lo malo es que, por otra parte y tras la sistemática y continuada labor en sentido contrario del gobierno de Cataluña, en manos hasta hace bien poco de Convergencia y Unión, que bien podría tratar de explicar a los suyos las singulares operaciones financieras de quién fuera su presidente, el señor Pujol y del actual y heredero de aquel, señor Mas e igualmente de eso que se ha venido a llamar las comisiones del tres por ciento, un elevado número de habitantes de dicha parte del territorio nacional parece que ha optado ya por coger su maleta y marcharse, no se sabe muy bien a que descabellada aventura a la que para colmo hasta hace aún muy poco el gobierno español parecía querer mantenerse de espaldas.
Sea como sea, con la Banca y las Cajas, con los ex ministros y con la tímida y tardía reacción del Gobierno Rajoy es que con este asunto de la pretendida independencia de Cataluña se ha repetido aquí la conocida fábula de Pedro y el Lobo e igualmente como en dicho cuento, el 27 de septiembre está ahí a la vuelta de la esquina, el canis lupus amenaza seriamente con devorar sin remedio esa histórica conquista de los que fueran llamados los Reyes Católicos, aunque sobre esto también habría bastante que comentar...
Y si la soberanía nacional reside en el pueblo español - se supone que en su conjunto - como dice el párrafo segundo del artículo primero del texto constitucional y la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de cuantos aquí vivimos, como manifiesta taxativamente el artículo segundo ¿que pasa si al final de este enredo llega de verdad el lobo?
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