lunes, julio 27, 2015

Una ciudad degradada...

Que la Jerez, mi ciudad, está hecha unos zorros es algo que a uno además de inquietarle le causa profunda desazón ya que a aquellos años de indudable desarrollo, de aciertos urbanísticos, de contínua presencia del nombre de nuestro pueblo fuera de sus fronteras, ya fuera por su presencia en la universal Expo de Sevilla, por el estreno de un formidable Circuito de Velocidad, por el prestigio de sus vinos o por la estampa insuperable de sus caballos, hemos pasado a una economía deprimida, a una mantenida crísis del sector bodeguero, a un evidente abandono de pavimentación de nuestras calles, a una absoluta falta de ornato en muchos edificios y, aún mas, al peligroso deterioro de no pocos de estos que se están cayendo literal y prácticamente con riesgo cierto de aplastar a algún viandante confiado...

Y es que de aquellos polvos de una gestión, sin duda eficaz en muchos aspectos pero megalómana y frentista contra quienes no pensaran como quienes aquí mandaban, vinieron estos lodos incrementados por etapas en las que la ciudad estuvo dirigida por el sectarismo y a veces por la atrevida incompetencia hasta llegar a dejar una ruina en la caja y una progresiva degradación en el patrimonio común, con sus secuelas de paro, falta de iniciativa y forzada expulsión de nuestras generaciones mas preparadas que han tenido que optar por marcharse lejos de aquí para buscar un horizonte mas claro que les pueda garantizar su futuro.

Naturalmente todo este declive ha tenido su origen, primero y como queda apuntado, en la creencia de que se estaba por encima del bien y del mal a la hora de adoptar decisiones políticas, en la errónea expansión de un casco urbano que en lugar de crecer en altura se extendió - con adosados y chalets - por una superficie que luego ha exigido un gasto insostenible en servicios municipales, en la mantenida creencia de que la industria vitivinícola tan poderosa en el siglo diecinueve sería suficiente para garantizar la creación de riqueza y no pensar en otras alternativas industriales y empresariales... En fin, en tantas cosas como no se hicieron bien o se hicieron muy mal, apoyadas en la ingenua idea de que la Caja estaba llena y nunca faltaría...

¿Una visión excesivamente pesimista de nuestro presente? Pues simplemente pasen con sus vehículos por calles como Santa María, Arcos o Corredera - por citar tan solo unos mínimos ejemplos - o paseen por algunos de los viejos rincones del barrio de San Mateo o del mismo San Pedro, en pleno centro y verán...  

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