Desde luego no es cosa solo de este momento, ya que por desgracia es habitual que en cada renovación de los cargos públicos en España suceda, pero una vez mas - que ya aburre de tanta reiteración - quienes han llegado a los puestos, bien por elección directa bien por pactos de hasta tres o cuatro bandas, se están dedicando a censurar prácticamente todo lo que los anteriores hicieron, dando a entender que su gestión fue negligente, excesivamente costosa, ineficaz, torpe; en resumidas cuentas: un desastre...
Y pienso yo - alguna excepción al respecto hemos escuchado en estos últimos días - que algo bueno habrán dejado quienes les antecedieron en el gobierno municipal, cosa que en mayor o menor medida siempre ha sucedido y desde luego también ocurrirá con estos que ahora casi se estrenan el frente de las Corporaciones locales de nuestro país, ya que de otro modo esto en conjunto sería un auténtico desastre y la verdad sea dicha que no es así, aunque todavía queden muchos asuntos por solucionar, bastantes cosas por mejorar en beneficio de los ciudadanos.
Está bien, desde luego, revisar lo que se ha hecho, incluso con sentido crítico, señalar aquellas cosas que pudieron haberse llevado a cabo de otra manera, incluso - como tan de moda verbal está ahora aunque luego poco mas se diga al respecto tantas veces - levantar alfombras por si acaso bajo ellas se hubiera ocultado algo, pero de eso a reducir la llegada a los cargo a un rosario de quejas, denuncias, dudas sobre los anteriores gestores o sus actos de gobierno, media un abismo que ya cansa a la ciudadanía que de la llegada al poder de gente distinta, nueva o al menos que de eso presume, lo que espera es una gestión eficaz, honesta y transparente...
Así que no estaría de mas hablar menos y trabajar por el bien común.
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