miércoles, junio 24, 2015

El listón demasiado alto...

Pasar de las palabras a los hechos, suele traer estas consecuencias y quienes aparecieron en el panorama de la política nacional como los mayores defensores de la limpieza democrática, de la transparencia, de la honestidad, del rigor; paladines supremos de los derechos humanos y del estado del bienestar, se sorprende ahora e incluso hasta se irritan cuando otros arremeten contra declaraciones o gestos de sus partidarios, en una clara demostración de ese viejo dicho del donde las dan, las toman tan castizo como real...

Y es que ser los mas puros o al menos proclamarlo a los cuatro vientos exige a todas horas y en todo momento que no se diga ni se haga nada que pueda dejarlo a uno con el trasero al aire cuando se trata de adoptar medidas desde un cargo público, mantener un discurso coherente, no difundir ideas o conceptos ofensivos para otros o comparecer en público en defensa de los derechos de los mas necesitados sin previamente enterarse de que va el asunto para no quedar - como también dice otro dicho popular - como la chata de Cádiz.

Después está muy bien eso de mostrarse ofendidos, como suele hacer habitualmente el líder de cierto movimiento populista nacido en la plaza pública y al que se han sumado miles de españoles seguramente por sonarles bien la música aunque no se hayan preocupado mucho de enterarse de la letra pero eso ni les permite atentar o haberlo hecho violentamente contra ideas y principios de otros, ni difundir por las redes sociales vergonzosos comentarios, ni buscar la demagógica propaganda acudiendo a frenar un desahucio sin enterarse de que el mismo ha sido provocado por la negligente actitud de los ocupantes de la vivienda en cuestión, ni mucho menos erigirse en el paradigma de la legitimidad democrática...

Y es evidente que cualquiera se puede equivocar y cometer errores, incluso en el pasado - aunque bien habrían hecho en mirárselo a la hora de nombrar candidatos - pero eso no excluye el derecho de otros a denunciar sus salidas de tono, sus torpezas y su demagogia.

Así que menos prepotencia y que cada palo aguante su vela... 

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