El caso del niño enfermo de Difteria, ingresado en un Hospital de Barcelona, es una consecuencia mas de la perniciosa influencia que los numerosos talibanes, que de un tiempo a esta parte han hecho su aparición en la sociedad española, están teniendo en España en no pocas cuestiones que afectan al conjunto de la población de nuestro país a los que si se añade la legión de peligrosos profetas que llevados de su incultura también se dedican a divulgar su ciencia obtenida en la universidad de la llamada red, están propiciando situaciones y comportamientos que, como en este caso, hacen posible que una infección que había desaparecido de entre nosotros hace veintisiete años, vuelva a convertirse en motivo de preocupación nacional...
Si a ello añadimos que el evidente deterioro al que ha llegado aquel soñado Estado de las Autonomías, precisamente por la voracidad insaciable de estas y su empreño en diferenciarse del mencionado Estado, hace posible que en España, actualmente, existan nada y nada menos que diecisiete calendarios de vacunación distintos, lo cual además de esperpéntico es notablemente ineficaz y peligroso con respecto a la salud del conjunto de nuestra población, llegaremos a la lamentable conclusión de que en esta cuestión como en muchas otras no vamos por buen camino.
Como elemento añadido, esa hispánico pecado capital del que no habló en su libro Fernando Díaz-Plaja, de la suficiencia cultural que se ha instalado entre nosotros de unos años a esta parte y que a tantos permite pontificar, como si estuvieran en poder de la verdad mas absoluta, sin pararse a pensar en las posibles consecuencias que su indocumentado pronunciamiento avala creando situaciones tan lamentables como la ocurrida con el contagio de este niño catalán, al que sus padres no quisieron vacunar en su día por hacer caso a los llamados antivacunas...
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