Aquí y en otros muchos lugares el primer lunes de Cuaresma tiene lugar un Vía Crucis penitencial en el que alguna de las imágenes que salen a la calle en los días de la Semana Santa es trasladada hasta la Catedral para realizar el piadoso ejercicio que recuerda los catorce momentos de la Pasión y muerte de Cristo en la Cruz y que tiene por finalidad la preparación espiritual de los creyentes católicos previa a la celebración anual de dicha conmemoración pasional...
Está muy bien, aunque quienes no comparten estos principios puedan a veces mostrar su rechazo a semejantes manifestaciones de piedad y fervor que tienen la calle como escenario, esta práctica cuaresmal que, como digo, cada primer lunes de este tiempo tiene lugar en Jerez, desde cualquiera de los templos que albergan Hermandades y Cofradías hasta el primer templo diocesano, pero también lo estaría que el significado de dicha celebración penitencial no se quedara simplemente en algo personal e íntimo sino que comprometiera verdaderamente hacia los mas desfavorecidos de la sociedad que nos ha tocado vivir.
Y es que Vía Crucis tienen en si mismos todos cuantos son aquejados por la enfermedad, y aquellos que no tienen los recursos necesarios para poder vivir y sacar adelante a su familia, y los parados de larga duración, y las mujeres maltratadas y los niños acosados por la maldad de otros semejantes y los ancianos, tan solos y necesitados de compañía y de una palabra de cariño, y quienes por una u otra razón se han quedado al borde del camino de una sociedad excesivamente mercantilizada e insolidaria que los aparta sin contemplaciones por entender que ya no les sirven...
Esos son, sin duda, los Vía Crucis que cada jornada nos salen al paso en nuestras vidas...
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