lunes, febrero 24, 2014

Dios nos libre de los mezquinos...

 
Son una especie dañina para el conjunto de la sociedad. Individuos frustrados, incapaces de reconocer el menor mérito en los demás y pagados de los suyos propios que aunque en realidad sean bastante escasos, les sirven para alimentar su insufrible ego y su desmedido afán de notoriedad en la parcela de la sociedad en la que habitan, incapaces de proyectarse a ninguna otra pues solo alardean de lo que dicen conocer pero en realidad aportan bien poco en beneficio común...
 
Son esos seres taimados, falaces, egoístas, que solo se alimentan de su desmedido orgullo y que no reconocen en ninguna otra persona el menor mérito. Esos que complacidos en si mismos se dedican a menospreciar a los demás, a buscar el lugar apropiado desde donde incrementar su propia vanidad y que se permiten criticar por el mero placer de sobresalir sobre cuantos les rodean, aunque en realidad sus capacidades y conocimientos se queden finalmente en ese humo apenas perceptible que se pierde ante la menor presencia del viento.
 
Y con su actitud, buscando siempre las ventajas, van transitando por la vida sin pena ni gloria aunque para ello tengan que empujar desconsideradamente a cuantos les salgan al paso, no vaya a ser que con sus conocimientos y su generosidad vayan a poner en peligro el papel que ocupan en la sociedad y que han alcanzado no por mérito alguno sino practicando la zancadilla ante quienes consideran sus rivales y la adulación ante aquellos que pueden promocionarles, aunque su equipaje sea escaso...
 
Dios nos libre de semejantes individuos.
 
 
 


1 comentario:

Marco A. Velo dijo...

Enhorabuena, Andrés, por este descriptivo artículo. Lamentablemente los tan atinadamente descritos abundan por doquier. Ante esta fluyente especie –nunca en proceso de extinción- tan sólo cabe el vade retro, el lagarto lagarto y el ojo clínico a discreción. Lo dicho: enhorabuena por la verdad que asiste a cada una de tus palabras.