Sin duda una decisión histórica que viene a reparar la injusticia que se cometió con la expulsión de los judíos de la Península Ibérica, el acuerdo del Consejo de Ministros de conceder la nacionalidad española a los descendientes de los sefardíes repartidos por el mundo que, a partir de ahora y gracias al ejecutivo presidido por Mariano Rajoy, podrán obtener el Pasaporte español y como tal ir por el mundo adelante con la íntima satisfacción de recuperar un derecho del que nunca se les debió privar y que se les arrebató por las intrigas y maniobras propias de una época en que la religión y la política se confundieron con tanta facilidad...
Una decisión histórica, sin duda, que permite a España volver a contar, como lo han hecho hasta ahora por propia convicción, con quienes hablando el llamado ladino se han sentido siempre españoles y con su país de origen han seguido soñando desde los puntos mas lejanos del Planeta y que además normaliza con respecto al pueblo judío las relaciones de nuestro país lo cual sin duda resultará a la postre beneficioso, algo que en otras latitudes han tenido muy claro y que les ha reportado ventajas en numerosos campos de la actividad humana.
Y no es que esta sea la razón última del acuerdo aprobado por el Ejecutivo, pero también aunque ciertamente lo importante del mismo es el indudable aspecto humano de dicha reparación de un error histórico cometido en tiempos de los Reyes Católicos quienes fueron presionados para adoptar tal determinación por los poderes fácticos de la época y que ahora afortunadamente se supera en tiempos de democracia y durante la monarquía del rey Juan Carlos...
En esta línea debería proseguir la política exterior española. Campo tiene en tierras americanas y con el mundo árabe, visto lo que - por lo que respecta a los problemas que nos ocasiona nuestra condición de país fronterizo - nos aporta la Unión Europea.
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