Lo único que faltaba en relación con la banda criminal ETA, para completar el esperpento en que este triste asunto se ha convertido en España, además de su trágica secuela de muertes y su imperdonable efecto en miles de heridos y damnificados por los atentados que estos asesinos han prodigado por toda la geografía nacional era que llegaran hasta aquí, revestidos del papel de garantes de la buena voluntad de los etarras con la pantomima de una mal llamada entrega de las armas, unos autodenominados mediadores a los que habría que preguntarles que quién les ha otorgado vela en este entierro, utilizando la expresión popular...
Claro que la respuesta a esta pregunta posiblemente se contesta sola con la equívoca actuación en este problema de aquellos que han mirado siempre, en asuntos de la ETA, para otro lado, quizá por cobardía, tal vez por complicidad, con la titubeante actitud de algún Gobierno en épocas pasadas, con el apoyo indudable y nauseabundo de ciertas fuerzas políticas ancladas ideológicamente tras el llamado telón de acero y alineadas con posiciones claramente pasadas de época y demagógicas con las que han tratado y siguen tratando de hacernos ver a la mayoría de españoles lo blanco, negro.
Así que menos mediadores de pacotilla que deberían tratar de ocuparse de sus propios problemas y los de sus organizaciones y países respectivos antes de valar con su presencia una ficticia entrega de armas, la mayoría de ellas caducas, que encima se han vuelto a escamotear tras la celebración de una ceremonia en la que esta gente venida de fuera para intervenir en asuntos de exclusiva competencia de los españoles han representado un auténtico papel de comparsas... O mas bien de chirigotas...
Así que váyanse por donde han venido, estúpidos mediadores.
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