Las celebraciones patronales, como la que hoy vivimos los periodistas, además del propio sentido religioso que tienen para los creyentes, suman además el significado de la exaltación profesional, la oportunidad de la reivindicación sobre los diversos problemas que afectan a esta actividad, en algunos casos la posibilidad de convivir unos instantes con compañeros del mismo oficio y desde luego - de unos años a esta parte ocurre con frecuencia - de que algunos llevados por su ideología, tan respetable como otra cualquiera, renieguen de misas y actividades piadosas y proclamen su independencia con respecto a estas últimas, que consideran fuera de lugar aunque no tengan empacho en mostrar su compromiso político con alguna ideología determinada...
Pero no deja de ser, este San Francisco de Sales, la fiesta patronal de los periodistas y lógico es que con el paso del tiempo se haya ido transformando la celebración que antaño tenía bastantes consideraciones propias de la época y que ahora es; al menos a mi me lo parece; tal vez mas auténtica y desde luego mas adecuada a lo que cada uno de nosotros piensa con respecto al sentido religioso de la fiesta.
De todas formas lo verdaderamente importante hoy es dejar constancia del lamentable deterioro laboral y profesional del conjunto de la profesión periodística, sumida en cierre de medios, en despidos masivos, en control por parte de las empresas sobre sus trabajadores, en un creciente y alarmante paro que en lugar de disminuir se incrementa cada día mas y que con la salida masiva de licenciados de las distintas Facultades se acrecienta en proporciones realmente preocupantes...
Un panorama triste que mas que invitar a la fiesta nos impulsa a elevar una súplica al Patrón - no me refiero a ningún empresario sino al Santo - para que nos asista...
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