lunes, enero 27, 2014

Elecciones a la vista: Partido nuevo.

 
Cada español tiene su propio partido, según se desprende de la habitual tendencia a montar un nuevo chiringuito cuando se discrepa de ideas, acciones o decisiones de aquel del que uno forma parte, en el que ha ejercido responsabilidades o por el que ha cobrado, en no pocos casos, el salario por haber desempeñado un determinado cargo durante cierto tiempo y sobre todo por entender que las ideas que representa y defiende no coinciden al cien por cien con las suyas propias, por lo que no puede extrañar que a lo largo y ancho de la vieja piel de toro proliferen un montón de siglas, especialmente locales, que no son sino una buena muestra de lo que antecede en este comentario...
 
Aquí eso de la disciplina partidaria está un tanto en entredicho entre foros, agrupaciones ciudadanas, independientes de  no se sabe muy bien qué, identificaciones autonómicas de fuerzas de ámbito nacional, sucursales de partidos nacionales y todo cuanto valga para ¿crear? otra formación que pueda concurrir a una convocatoria electoral y permita lograr una concejalía, un escaño parlamentario regional o nacional, uno en el confortable Senado de la Nación y no digamos si la posibilidad es la de alcanzar la bien remunerada liberación europea en el Parlamento de la Comunidad que supone toda una regalía para quienes finalmente lo logran y pasan a formar parte del selecto grupo de los padres de Europa.
 
Pero si el objetivo no se logra, nuevas siglas para el inventario de la tendencia de tantos españoles por convertirse en salvadores de la Patria, a lo peor mas créditos impagados para las entidades que se han arriesgado a financiar esa aventura y restos de carteles, folletos, programas ideológicos de los que luego nadie se volverá a acordar hasta la próxima cita ante las urnas, como demostración palpable de una de las actividades mas practicadas y emprendidas por cualquier rincón de nuestro país. Y no es que esté mal - que no lo está - tratar de participar en la vida pública, de comprometerse con la acción transformadora que la política representa - o al menos debiera suponer - pero dejemos los personalismos al lado ya que estos tantas veces nos inducen a la ineficacia y propician el que se involucre a tanta gente que de buena fe puede tratar de seguirnos y a la que luego se deja literalmente tirada...
 
 

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