lunes, julio 29, 2013

No siempre el silencio es bueno...

Se ha dicho siempre, al menos por aquí, "que quién calla, otorga" y eso sin duda es lo que se ha repetido hasta la saciedad con el turbio asunto de quién fuera tesorero del Partido Popular, ahora entre rejas, que ha salpicado a dicha formación política, a sus dirigentes de anteriores etapas, a los actuales y muy principalmente a su máximo dirigente y Presidente del Gobierno Mariano Rajoy que hasta hace muy pocas fechas ha mantenido un mutismo absoluto sobre este escándalo que no solo ha sido portada en España sino que ha traspasado las fronteras de nuestro país para poner en el punto de mira nuestro buen nombre y hasta la estabilidad del Ejecutivo...

Dicen, quienes presumen de saber de este lío, que en el entorno del Primer Ministro español se ha desarrollado un gran debate por la conveniencia o no de que Rajoy saliera al paso de cuantas acusaciones emanaban de los papeles del tal Barcenas, amplificadas la mayoría de ellas por un periódico de tirada nacional y habilmente convertidas en tema de conversación generalizado por las insistentes alusiones al asunto de los Partidos de la oposición, ya que algún asesor - bien situado por cierto en las altas esferas desde los tiempos de Aznar - apoyaba el silencio a ultranza del Presidente del Gobierno mientras que alguno de sus mas directos colaboradores le instaba a comparecer ante el Congreso y decir todo lo que sabe de este incómodo caso, tésis que afortunadamente ha terminado imponiéndose, aunque con bastante retraso, como no podía ser de otro modo en una democracia.

Ahora queda por ver que nos cuenta el señor Rajoy el próximo 1 de agosto y ante cuyas palabras, seguro, los restantes partidos y buena parte de la opinión pública clamará al cielo su rechazo a los argumentos que aquel exponga, pero era necesaria dicha comparecencia - por higiene democrática - y si aporta un poco de luz a este obscuro asunto habremos dado un  paso hacia la normalización de la vida política, lo cual no disminuye para nada la urgente necesidad de que la financiación de los partidos políticos, las gratificaciones de sus dirigentes o los complementos que se abonen a quienes además son retribuídos por el ejercicio de un determinado cargo, sean mirados a partir de ahora con lupa y regulados por ley...

Pero ya se ve que no siempre el silencio es bueno, como afirma la sabiduría popular.

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