jueves, marzo 21, 2013

Primavera.

Aunque ha llegado precedida de copiosas lluvias, ayer un par de minutos después de mediodía, otro año mas ha comenzado la Primavera, esa estación que tanto gusta a tantos y que se caracteriza por las temperaturas agradables, el cielo limpio y azul, la floración y ese inconfundible aroma de azahar por calles y plazas de nuestra ciudad - algo similar en cada rincón de Andalucía - que tan agradable hace el pasear por ellas, aunque para algunas personas traiga como contrapartida el malestar de las alergias, tan habituales de esta época...

Ha sido un invierno duro, frío y lluvioso que bueno para los pantanos se ha convertido sin embargo en un gran motivo de preocupación para tantas poblaciones y tantas personas por la crecida de los ríos, lo que ha provocado por numerosos rincones de España y otros tantos de nuestra tierra inundaciones, daños irreparables, amenaza a la integridad física de muchos ciudadanos y, en definitiva, pérdidas para los cultivos y la ganadería que en no pocos casos demandan indemnizaciones de los poderes públicos para superarlas y provocan - ese aspecto es necesario resaltarlo por lo que de positivo tiene - el movimiento de solidaridad del conjunto de la sociedad, sensible a estas cosas cada vez mas afortunadamente.

Pero dejando de lado estas situaciones, que suelen repetirse una vez y otra, lo que hoy toca comentar es la llegada de esta amable estación de la Primavera, tan anhelada por estos pagos ya que en ella suelen tener lugar festejos y celebraciones tan unidos indisolublemente a nuestra forma y manera de ser que hay quienes se pasan el año entero soñando con ellos y aguardando su inicio y que tan solo temen que la inestabilidad del tiempo pueda dar al traste con los mismos, especialmente en el caso de la Semana Santa...

Y es que, eso está claro, aquí se cumple el refrán mejor que en ninguna otra situación ya que nunca llueve a gusto de todos.

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