Los avances que el progreso nos proporciona y que todos valoramos positivamente, no cabe duda que deben ser compatibles siempre e inexcusablemente con los derechos del conjunto de los ciudadanos ya que en caso contrario mas que representar un beneficio pueden acabar convirtiéndose en una rémora, incluso peligrosa para todos. Por eso el ferrocarril, en su día, trajo los pasos a nivel o los llamados Guardabarreras, el coche obligó a pintar pasos de peatones y a colocar semáforos, para evitar atropellos de los viandantes y así podría seguir en una interminable enumeración de logros y contrapartidas con las que la sociedad ha buscado el lógico equilibrio...
De unos años a esta parte en nuestro país, que suele incorporarse tarde a casi todas las novedades por las que la humanidad se inclina, se ha generalizado y para bien el uso de las bicicletas - como es ya habitual en tantos otros a los que se suele poner como ejemplos en este tipo de transporte no contaminante, saludable por el ejercicio que provoca en sus usuarios - y para ello Ayuntamientos, Diputaciones y otros organismos públicos emprendieron una frenética carrera para la construcción de carriles bici, ocupando en muchos casos parte del acerado de las calles aunque habilitando también en otros muchos espacios adecuados para que fuera posible la convivencia armónica y lógica entre peatones y ciclistas.
Claro que, como en tantas otras cosas, y tal vez por aquello que se dice de que lo mejor es enemigo de lo bueno sentadas las bases y puestos los medios, por parte de los organismos públicos para que el uso de la bicicleta se generalizara en nuestras ciudades, contribuyéndose de esta forma a mantener precisamente en forma a tantos miles de ciudadanos, disminuyendo el consumo de carburantes y por tanto la contaminación, como suele pasar tantas veces aquí - me refiero a España - algunos usuarios de la bicicleta han creído que tienen bula para circular por donde les viene en gana, para cruzar los llamados pasos de peatones montados en sus bicis cuando estos fueron concebidos y se pintan sobre el asfalto precisamente para que quienes transitan a pie puedan cruzar las calles y ante los que los vehículos a motor se detienen o deben hacerlo o invaden, a veces a velocidad excesiva, las aceras provocando mas de una peligrosa situación a quienes, con todo derecho, caminan por ellas, en un claro abuso de su condición de ciclistas...
Y es que las aceras, como reza el título de este comentario, son y están reservadas para los Peatones y si alguien no respeta este principio está cometiendo una clara infracción que debería ser castigada por los encargados de velar por la seguridad y el orden de todas las ciudades, es decir, por la Policía Municipal que está muy bien que multe y retire a los vehículos a motor mal aparcados o que obstaculizan, pero alguna atención debería prestar también, en cumplimiento de su cometido, a este problema cada vez mas generalizado por el incivismo de algunos.
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