lunes, febrero 22, 2010

Con el agua al cuello.

Desde luego agua, lo que se dice agua, hasta aburrir ya que desde mediados del pasado mes de noviembre a la fecha, el cielo no ha dejado de obsequiarnos con generosos aguaceros, habiéndose convertido la lluvia - ese bien por el que tantas veces se han tenido que llevar a cabo rogativas - en elemento cotidiano con el que todos hemos debido acostumbrarnos a convivir, mal que nos pese...
Así, los embalses, que estaban medio vacíos, se han llenado, hasta el punto de tener que desembalsar su contenido, para evitar males mayores y consiguientemente, por tan reiterada presencia de la lluvia, los campos anegados, los ríos desbordados, los aeropuertos cerrados, las vías férreas cortadas y no pocas carreteras igualmente intransitables, obligando a los conductores a buscar itinerarios alternativos o a suspender su proyectado viaje.
Claro que siendo esta una realidad incuestionable, no lo es menos que la mayoría de las informaciones que sobre el temporal, con respecto a sus consecuencias en Jerez, están facilitando los Medios de Comunicación, de manera muy concreta los canales de televisión, han distorsionado claramente la auténtica realidad y han generado, fuera de nuestra ciudad, la falsa impresión de que estamos con el agua al cuello...
Y es que, claro, si un reportero sale enmedio de un charco cuyos límites no se alcanzan a ver y habla de inundaciones, río desbordado, casas cubiertas por el líquido elemento, vecinos desalojados de sus viviendas, enseres perdidos, etc. no es extraño que quién recibe dicha información, lejos de aquí, piense que todo Jerez está cubierto por el agua, se intranquilice - especialmente si tiene familiares o conocidos en la ciudad - y se preocupe por la situación que, según le cuentan, estamos padeciendo los jerezanos, cuando la realidad es otra bien distinta.
Porque, efectivamente, hay daños y zonas afectadas por las riadas, vecinos incomunicados o desalojados y todo lo que una situación de estas trae consigo, pero nada de ello afecta a la mayoría de la población sino a algunas zonas de su periferia, lo que por supuesto no deja de ser lamentable, pero nunca motivo para generar una alarma injstificada, como es el caso.
Y es que la competencia entre los medios, la superficialidad de algunas piezas que elaboran las televisiones, en definitiva, el tratamiento apresurado de la noticia, suele acarrear equívocos como el que nos ocupa.
Y bien es verdad que por estas latitudes, lluvia para aburrir pero a pesar de ello en Jerez no estamos con el agua al cuello.
Por eso no es extraño que hasta los hoteleros hayan protestado, ya que las informaciones que se están difundiendo incluso han motivado no pocas cancelaciones de reservas efectuadas por sus clientes, es decir, que han ocasionado un perjuicio colateral a la economía de la ciudad.

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