sábado, noviembre 11, 2006
El agua, un bien escaso...
Que el agua es un bien escaso, es algo que la mayoría tenemos claro. O al menos, deberíamos tenerlo. Que resulta imprescindible para la vida, todavía más. Que salvo en los períodos de grave sequía, se desperdicia más de la cuenta, desde luego. Que su distribución en España es evidentemente irregular, por supuesto. Que en más de una ocasión, por estrategias políticas se ha utilizado de manera demagógica, está claro. Que el precio aplicado por muchos Ayuntamientos al consumo de agua doméstica permite que paguen casi igual quienes más consumen, evidente. Que existen zonas, en nuestro país, con abundancia de recursos y otras donde su presencia es ciertamente escasa, no hay quién pueda negarlo...
No es de extrañar, por tanto, que las manifestaciones de la Ministra de Medio Ambiente, hace pocas semanas, hayan formado una auténtica polvareda, con versiones para todos los gustos y no muy favorables a la señora Narbona, aunque es preciso reconocer que bastantes de las intenciones que se le atribuyeron tenían una clara intencionalidad política.
De todas formas, para completar el cuadro, habría que añadir que en nuestro país se pierde, por causa de las fugas de la red de distribución, más de sesenta litros por cada habitante, mientras por ejemplo en Suiza tan solo son cinco los que despilfarran por este concepto, por lo que fácilmente se comprenderá que si se pusiera en práctica una política eficaz para evitar dichas fugas, el caudal del que dispondríamos se incrementaría de forma considerable.
Por otra parte no se puede olvidar tampoco que, actualmente, la media de consumo por habitante en España se sitúa por encima de los ciento setenta litros diarios y que para los riegos agrícolas empleamos un ochenta por ciento del agua disponible en nuestro país, lo cual parece excesivo y mucho más en situaciones en las que se hace aconsejable el ahorro del líquido elemento.
Otro factor que sin duda contribuye a la inhibición de no pocos ciudadanos frente al problema de la escasez de agua se encuentra en el sistema de tarificación aplicado en la práctica totalidad de las Comunidades de vecinos, donde todos pagan igual aunque consuman tres veces más que quién vive al lado, al prorratearse el importe del único contador entre todos los habitantes de un bloque o un conjunto de viviendas, por lo que tal vez habría que poner en revisión el sistema aplicado hasta la fecha y plantearse la instalación de contadores en cada una de ellas, estebleciendo la medida por Ley para el futuro.
En todo caso, ni los sesenta litros de la Ministra - que parece que tan solo se trataba de una figura retórica - ni los ochenta que establece como mínimo vital la Organización Mundial de la Salud - esa que deseaba presidir otra Ministra española y que ahora encabeza una china -, pero si parece aconsejable y necesario garantizar por ley un mínimo de agua de calidad y a precio asumible para cualquier economía y desde luego que pague más quién más consuma, por lo que lo apuntado anteriormente sobre los contadores individuales debería considerarse seria y urgentemente.
Y eso por no volver a hablar de la torpe precipitación en acabar con el Plan Hidrológico Nacional, la supresión de los trasvases y la construcción de las Plantas Desalinizadoras, de las que nunca más se supo que enseguida se diría que ya estamos haciendo política...
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