jueves, junio 26, 2014

Una medida de justicia.

Aunque algunos, llevados por su manifiesto rechazo a la monarquía, han clamado al cielo estos días por el aforamiento del rey don Juan Carlos, la reina doña Sofía, la reina Letizia y la Princesa de Asturias, promovido por una modificación legislativa por parte del Partido Popular, propuesta que finalmente ha salido adelante en el Congreso de los Diputados con los votos del partido del Gobierno a los que se han sumado los de los dos diputados de UPN y Foto Asturias,  lo cierto es que la medida, que aún deberá pasar el trámite en el Senado, parece totalmente lógica, máxime si tenemos en cuenta que en España, en este momento, la cifra de aforados supera la de diez mil cargos de todo tipo...

Y por mucho que se diga, se argumente y se proteste, parece absolutamente razonable que quién ha estado al frente de la Jefatura del Estado y su esposa, durante casi cuarenta años de reinado y naturalmente la nueva reina y la niña que está llamada a suceder al nuevo rey, Felipe VI en el futuro, como Princesa de Asturias, gocen de semejante aforamiento que no les exime a ninguno de ellos - salvo hasta su mayoría de edad a la Princesa - de tener que responder ante la Ley si motivos hubiera para ello sino que ante la Justicia les equipara con lo que sucedería con alguno de esos otros diez mil casos que gozan de privilegio similar.

Por eso, ¿a que tanta protesta e intento de demagogia en este asunto? ¿A a que viene la política abstención de ciertos partidos - especialmente el PSOE - a la hora de respaldar este lógico aforamiento? Mejor hubiera estado, en ese caso,  para demostrar su deseo de acabar con los privilegios de que gozan, que todos ellos - los que han votado en contra y también los abstencionistas hubieran solicitado poner fin a esta figura y que cada palo aguante su vela caso de no proceder conforme a ley. Esa si que sería una reforma de nuestro actual sistema de partidos y de cargos públicos...

Claro que renunciar a ciertas ventajas, de eso nada.

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