La incontinencia verbal suele pasar factura a mas de uno y en política es, lamentablemente, algo que se produce casi todos los días y especialmente entre aquellos que por su condición de portavoces de un partido político, de un Ayuntamiento, de una determinada institución o de un Gobierno regional estan llamados mucho mas que el resto de los ciudadanos a cuidar y moderar sus manifestaciones, a evitar descalificaciones intemperantes y carentes de respeto o que llegan a rozar la grosería...
Viene esto a cuento por la falta de templanza, de tacto, de las manifestaciones del actual Portavoz del Gobierno andaluz al enjuiciar unas manifestaciones del Obispo de Córdoba sobre la ideología de género, nada sorprendentes en este Prelado dada su habitual locuacidad pero que nunca y menos todo un encargado de la comunicación oficial de un Ejecutivo autonómico debiera haber reducido a la necesidad de colocarle un bozal a dicho eclesiástico.
Ciertamente que el señor Vázquez se apresuró a rectificar sus desafortunadas manifestaciones, contrarias a la libertad de expresión que el mismo predica y evidentemente opuestas a lo que sobre dicho derecho de los ciudadanos explicita claramente nuestra vigente Constitución, pero esa disculpa sin duda además de tardía suena bastante forzada y hueca aunque haya que dar por bueno que finalmente se haya producido para reparar tan inadmisible salida de tono...
Y es que en esta Andalucía nuestra, como en el resto de España, tantas veces el árbol de la ideología propia impide poder contemplar el bosque del respeto a la de los demás.
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