jueves, mayo 24, 2012

Caminos...

Otro año y desde hace siglos, cuando la Primavera se encuentra en plenitud camino del estío, desde las cuatro esquinas de esta tierra nuestra una multitud de peregrinos se pone en camino hacia la marisma para acudir a postrarse ante la venerada imágen de la Virgen del Rocío, a la que su pueblo da culto en un hermoso santuario que antaño sería pequeña Ermita, sustituída luego por otra un poquito mayor que enseguida se quedaría pequeña para acoger a tanto peregrino ansioso por postrarse ante la Patrona de Almonte y Reina de Andalucía...

Todos los caminos, ya digo, nos llevan hasta Ella, no solo desde cada una de las provincias andaluzas sino que trascendiendo fronteras locales esa devoción imparable, que por estos días se hace clamor y multitud en una pequeña Aldea, cada vez mayor por cierto, en la que es centro y eje, motivo y razón, ya que de otro modo ni esta convocatoria anual tendría sentido ni desde luego podría entenderse, ni por supuesto habría llegado a alcanzar esta imparable expansión que sitúa a día de hoy el número de las Hermandades al Rocío consagradas por encima del centenar y en cuya lista de espera para poder lograr el oficial reconocimiento hay otro medio centenar largo aguardando turno.

Por eso y por la evolución que impone el paso del tiempo, la Romería en su honor ha ido cambiando y desde aquellos tiempos del salto a la reja, para sacar a la Señora en procesión, al clarear el Alba, o del Rosario de Hermandades iluminado por bengalas de colores y el obligado paso de todas por el interior de la Ermita o el inicio de la presentación de todas las corporaciones rocieras en la tarde del sábado, se ha pasado a lo que hoy día tenemos y ya se proyecta incluso adelantar esta última ceremonia, con la que los actos de la romería comienzan, a la tarde del viernes...

Era inevitable y seguro que otros cambios llegarán también, que de eso se ocupa y con buen criterio la Hermandad Matriz de Almonte, aunque lo que permanece inalterable, profundamente arraigado, sin cambio alguno desde la noche de los tiempos es sin duda la devoción que sus fieles le profesan, que los lleva por los caminos, con penalidades y fatigas mil, para encontrarse otro año más con Ella.

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