Aunque desde hace ya bastante tiempo se veía venir, quedaba sin embargo la esperanza de que finalmente la cordura se impusiera y algunos partidos políticos catalanes no consumaran su pulso al Estado español tratando de alcanzar la independencia de dicha región, lo que finalmente ha sucedido con la ilegal resolución del Parlamento autonómico que busca precisamente poner en marcha el proceso de lo que se ha venido en llamar desconexión y que a esta hora tiene a toda España de cabeza y lógicamente se ha convertido en el obligado tema de conversación en nuestro país...
Y como es natural, sobre este asunto opinan quienes se muestran partidarios de emplear todos los medios que sean necesarios para cortar de raíz semejante aventura, entre los que muchos piden la aplicación de los artículos constitucionales que hablan de la suspensión de la Autonomía llegado el caso o que se corte el grifo del envío de dinero del Estado a dicha Comunidad autónoma para ver como salen del atolladero los independentistas catalanes, o aquellos otros que apoyan la sensata actuación del Gobierno que basa su respuesta a este inaceptable reto en la aplicación de la Ley, evitándose así que España pueda siquiera parecerse a una república bananera de las que no faltan ejemplos por ahí afuera.
Algunos insisten en que al referido Gobierno español y a su Presidente le ha faltado cintura para mediante el diálogo evitar este trance en el que ahora nos encontramos, pero digo yo que si el señor Rajoy recibió en la Moncloa y varias veces por cierto al ahora presidente en funciones de la Autonomía catalana, tendría información de primera mano de que con este era imposible dialogar para que diera marcha atrás en sus pretensiones soberanistas, ¿o no? ...
Lo cierto es que nos encontramos ante un gravísimo reto al conjunto de los españoles, incluidos aquellos que por falta de conocimiento, formación o sentido común opinan que los catalanes hacen muy bien y que cabe esperar que finalmente el Gobierno, mejor por las buenas que por las malas, acierte en sus decisiones para poner fin al problema y sepa después encontrar las salidas adecuadas para que la dividida sociedad catalana no siga en el futuro siendo un serio problema para el resto de España.
¡Ojalá!
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