Aceptando, como principio general, que deben existir como organizaciones para la defensa de los legítimos intereses de los trabajadores, desde luego hay que admitir que de un tiempo a esta parte, por numerosos motivos a los que aludiré mas adelante, los Sindicatos en España se encuentran en una difícil encrucijada, señalados por el dedo acusador de todo el mundo y con escaso poder de convocatoria como acaba de ponerse de manifiesto en las concentraciones convocadas con motivo del 1 de mayo en que, salvo en Bilbao - donde es presumible que hicieran lo posible y lo imposible por quedar bien, práctica habitual por otra parte - la asistencia ha sido bastante pobre y especialmente significativo lo ocurrido en ciudades donde el paro es una lacra que afecta a una buena parte de la población...
Por eso hay que preguntarse que ¿a quienes convocan los Sindicatos?, ¿a quienes son capaces de movilizar - aparte claro está de los propios liberados y a los ideológicamente comprometidos con las ideas políticas que ellos representan y defienden - estas organizaciones? que si en épocas anteriores tuvieron un papel importante en el contexto laboral, de unos años a esta parte además de alinearse con determinados Partidos Políticos, perdiendo con ello su propia independencia, han sido puestas en entredicho por repetidas corruptelas y prácticas que en nada contribuyen a su prestigio.
Y en unos momentos de crisis económica, de grave quebranto de vida laboral de muchos trabajadores por cuenta ajena, de generalizado escándalo de fraudulenta utilización de fondos públicos, de precariedad en el empleo, llama y mucho la atención que precisamente aquellas organizaciones nacidas para defender al trabajador no se vean respaldadas por este y, es mas, que disminuya no solo la militancia efectiva - salvo, claro está los famosos liberados - sino el respaldo popular cuando el Sindicato invita a salir a la calle para protestar...
Todo un motivo de reflexión.
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