Desde luego con su forma de actuar, cualquiera de los calificativos del titular de este post les cuadra, aunque quien escribe piensa que mucho mejor el segundo que el primero, ya que la forma de comportarse, a la entrada de los Juzgados, ha estado mucho mas cerca de la algarada callejera que de una acción en defensa de los trabajadores que, dicho sea de paso, es para lo que fueron concebidas las organizaciones sindicales y no para vociferar, menospreciar, acaso insultar, reclamando ¿libertad o impunidad? para unos compañeros citados por una Juez que trata de esclarecer la posible participación en unos delitos de utilización fraudulenta de caudales públicos...
Pero así estamos ya en España. La perversión de nuestro actual sistema es de tal grado que cualquier actuación de políticos, magistrados, policía, obispos, empresarios, sacerdotes, profesionales de cualquier actividad, por no proseguir con la relación, que no cuadre con lo que pensamos nosotros o nos han dicho que debamos opinar - algo tan habitual en los ámbitos políticos y desde luego sindicales liberados - es suficiente motivo para que la emprendamos a pancartazo limpio o lo gritemos a los cuatro vientos, tratando de amendrentar a quienes - eso siempre habrá que suponerlo - tratan de hacer su trabajo - en este caso una señora Juez - de la mejor manera posible.
Y menos mal que ahora; no es muy habitual la forma; el Tribunal Superior de Justicia de nuestra Comunidad Autónoma se ha presurado a denunciar los hechos y lamentar la inadecuada coacción a la que se ha tratado de someter a la Instructora de un caso - el de los ERE - que tan habilmente fué despachado en el Parlamento andaluz por esa Comisión presidida por un militante de IU y en la que los socialistas tuvieron un papel tan relevante, claro está con la anuencia de estos del Partido Popular que así, naturalmente, en esta tierra no acaban nunca de levantar cabeza...
Y eso es lo que, por desgracia, hay...
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