La Sentencia del Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo sobre la llamada doctrina Parrot, que ha permitido la salida de la carcel por el momento de una significada miembro de la Banda asesina ETA, con veintitantos atentados y un elevado número de víctimas a sus espaldas, de un violador en serie que naturalmente se encontraba entre rejas y que propiciará, en próximas semanas, la salida de prisión de una extraordinaria cantidad de gente de esta caterva no ha venido si no a constatar que tomar el atajo en asuntos legales puede acabar de mala manera, creando en la sociedad la sensación de profundo asco al comprobarse que, precisamente por tratar de aplicar medidas excepcionales, se puede terminar propiciando situaciones como la que nos ocupa en este comentario...
No se actuó cuando hubo que hacerlo, la obstinación de la izquierda española - acentuada por la etapa del buenismo del socialista Zapatero y sus Gobiernos - en dulcificar las penas y propiciar la regeneración de los delincuentes, el silencio de todo el ámbito de la Justicia y el permanente complejo de la derecha ante situaciones como esta, no vaya a ser que la acusen de facha nos ha colocado ahora ante la inevitable decisión de unos Magistrados - algo mas hubiera podido hacer el español que forma parte de dicha Corte - que naturalmente han tenido que declarar no ajustada a derecho la referida doctrina Parrot que imponía la retroactividad en las penas de estos delincuentes.
Lo cierto es que terroristas, violadores, asesinos y otra gentuza de mal vivir estarán en libertad a partir de este momento y los familiares de sus víctimas mordiéndose los puños de impotencia, de rabia, de desencanto, de tristeza y desesperación, sintiendo además la fría soledad de una sociedad que no ha tenido la menor consideración y respeto para su drama en esta España que tanto alardea de libertad, justicia y respeto hacia los mas desfavorecidos...
Asco, profundo asco el que uno siente ante semejante situación.
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