Resulta que a los dirigentes de la soberanista coalición catalana que forman Convergencia, de una parte y Unió (n) de otra, parece que les molesta que en los aviones de nuestro Ejército del Aire figure como distintivo la llamada "Cruz de San Andrés", conocida también como "Cruz de Borgoña" que curiosamente figura en la bandera de la población de Fuenterrabía u Hondarribia - según prefiera usted, amigo lector -, en el País Vasco - ¡vaya por Dios! - y que como enseña figuró, nada menos, que al frente de los Tercios españoles en la célebre batalla de Pavía. Vamos, una bandera de los años treinta que como fué incorporada en tiempos de la Guerra Civil al fuselaje de nuestros aparatos militares ha merecido el honor de que representantes de dicha formación política hayan llevado el tema de su eliminación al propio Parlamento Europeo ya que al parecer no tiene España ni la Autonomía que ellos defienden asunto mejor que proponer, a lo mejor por que en su día fué esta Cruz bandera de España...
Desconocemos, desde luego, si el pufo del famoso Liceo de Barcelona sería igualmente planteado con rotundidad y rigor ante los parlamentarios de la Unión Europea, para que estos se pronunciaran sobre los manejos de las cuentas de dicho Coliseo en los que, según se ha dicho hasta la saciedad e incluso se han pronunciado los Tribunales, parece que algunos miembros de la referida coalición tuvieron - a lo peor presuntamente - arte y parte, o si con el mismo celo instaron a sus Señorías continentales, en Estrasburgo o en Bruselas, a pronunciarse sobre la inmersión lingüistica al catalán, que tantos problemas - por denominarlo de forma amable - ocasiona a las familias que desean que sus hijos estudien en español, que parecen asuntos sin duda mas relevantes que esto de borrar la Cruz de San Andrés del alerón de nuestros aviones militares.
Lo cierto es que, una vez mas, nuestra clase política -que a veces le recuerda a uno eso de las castas de ese inmenso país que es la India - se cubre de gloria con sus propuestas e iniciativas, llenas de sentido común, del don de la oportunidad y sobre todo de preocupación real por los problemas reales - paro, pobreza, atraso cultural... - que afectan a la mayoría de la población española que es la que, en definitiva, les pone ahí donde están, tan ricamente instalados, con sus votos. Claro está, hasta que el hartazgo le lleve a ignorarlos para siempre jamás o a mandarlos, precisamente con el voto, a la misma mierda...
Y es que, evidentemente, se lo están ganando a pulso.
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