sábado, marzo 05, 2011

Nadie conjuga el verbo dimitir.

Está visto que aquí, en España y muy especialmente en Andalucía, eso de conjugar el verbo dimitir no es práctica habitual y por el contrario, aunque existan razones más que sobradas para ello, lo que resulta desgraciadamente habitual es que quienes debieran, por dignidad e higiene democrática, tomar las de "Villadiego" lo que hacen es - valga el término ajedrecístico - enrocarse y mirar para otro lado por si acaso cuela...

Y eso de yo dimito, nosotros dimitimos se cambia aquí, sin el menor pudor, por el tu dimites, el dimite, vosotros dimitís, ellos dimiten, ya que ante cualquier irregularidad administrativa o monetaria, ante cualquier hecho que al menos ofrece dudas sobre el comportamiento de un político de estos y de aquellos, es decir, de cualquiera de los Partidos, entre nosotros se suele poner en marcha el ventilador para salpicar a los adversarios ideológicos, tratando de camuflar el problema en cuestión y de confundir a los ciudadanos, tarea en la que suelen participar con entusiasmo los Medios públicos al servicio de quienes detentan el poder.

Vamos, que lo de conjugar el verbo, tan habitual en cualquier Democracia seria, que se precie, en cualquier país donde las corruptelas, los tapujos, las medias verdades, incluso los indicios son causa determinante para que quien se encuentre en el ojo del huracán se vaya a su casa, aquí en España y por desgraciada extensión en nuestra tierra, de eso nada de nada que algunos parecen pegados a la poltrona y no se les despega ni con agua caliente...

Tal vez esa mala costumbre nos venga dada por los deficientes planes educativos españoles o quizá por el menosprecio y abandono colectivo de la moral y la ética que deben presidir el comportamiento de toda sociedad que se precie.

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