Ya ha ocurrido otras veces y, sin duda, seguirá sucediendo y es que el personal tiene muy desarrollado el instinto y se percata enseguida donde se encuentran las claves del poder y quienes son los que, en una próxima cita electoral, pueden alzarse con el triunfo y pasar a ocupar los cargos desde los que se administra la cosa pública, sea esta local, regional o nacional...que de todo tocará en breve tiempo decidir en las urnas...
Viene esto a cuento por el fenómeno que de un tiempo a esta parte se está produciendo, no ya en conversaciones a pié de calle, en comentarios en los Medios, en manifestaciones más o menos públicas por parte de muchos ciudadanos, sino en el poder de convocatoria que han adquirido ciertos actos partidarios a los que hasta hace bien poco solo acudían los propios militantes de alguna formación y en los que ahora falta sitio para poder sentarse y no digamos en las primeras filas del auditorio.
Y es que el ciudadano parece que los huele. Que intuye que algo puede pasar y bien por simpatía, bien por convencimiento, bien por tomar posiciones con respecto a los que pueden mandar, acude a las convocatorias a las que antes no asistía y se apretuja para poder saludar al lider, ya digo, por si acaso...
Por el contrario, aquellos que gozaron del entusiasmo popular se aperciben de que ya no les quieren tanto, que sus citas de campaña o pre-campaña no son como antes y comienzan a preocuparse, seriamente, y sobre todo a preparar, por si acaso, su retiro no vaya a ser que de buenas a primeras alguien les toque en la espalda y les diga que se aparten...
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