sábado, febrero 24, 2007

El SAS incumple el deber de SILENCIO

Hace unos quince días, por tristes razones familiares, tuve que aguardar noticias en la sala de espera destinada a los acompañantes de los enfermos ingresados en el servicio de Urgencias del Hospital de Jerez, durante varias horas, al igual que otras numerosas personas, mientras el altavoz del televisor allí instalado atronaba todo el recinto, molestando a quienes se entiende que se encuentran allí con sobrados motivos de preocupación, pendientes de las noticias sobre sus seres queridos y no para ver un programa del graciocillo de turno de un Canal televisivo o para prestar atención a una película con sobrados componentes sexuales, en altas horas de la madrugada...

Y no es que parezca mal que en un lugar donde muchas personas tienen que permanecer durante horas, se disponga de un elemento como un televisor que pueda distraerles e incluso que les proporcione, a través de los espacios informativos, contacto con la realidad exterior, pero de eso a tener que soportar el estruendo de sus altavoces media todo un abismo que pone de manifiesto, en primer lugar, que es el propio SAS o algunas de las personas que para el mismo trabajan, quién ignora flagrantemente el deber de SILENCIO que por pasillos y dependencias de Hospitales, Ambulatorios o Centros de Salud se reclama, mediante los oportunos carteles, constantemente y con razón ya que quienes están ingresados o reciben asistencia en los mismos tienen pleno derecho a no ser molestados con ruidos de cualquier tipo y mucho menos de un aparato de televisión.

Desde luego, en no pocas ocasiones, son algunos de los usuarios quienes producen una algarabía impropia en lugares en los que debería reinar la tranquilidad y el sosiego, pero en el caso que se comenta en este post el origen del problema radica en los responsables del mencionado Hospital del Servicio Andaluz de Salud de Jerez, a quienes desde luego no deseamos que puedan verse en trance similar el vivido por quién escribe pero a los que no vendría mal vivir experiencia semejante para que tomen las medidas oportunas que eviten ruidos impropios e inoportunos en la sala de espera de los familiares ingresados en el Servicio de Urgencia del referido Hospital.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Andrés Luis,
Cada comentario que haces son acertados y justo. Dando en diana del asunto tratado.
En los hospitales, como en la mayoria de los lugares públicos, tenemos la mala costumbre de alzar la voz de una forma atronadora, y claro se produce el efecto en cadena, todos alzan la voz. Incluso uno mismo se ve obligado a ello si queremos hablar con nuestro vecino interlocutor.
Este hecho se hace especialemente molesto y desagradable cuando, como bien describes, son en las salas de hospitales y ambulatorios.
Por circunstancias familiares he tenido que pasar muchas horas en esos lugares y, la verdad, es irritante y molesto cuando lo que desamos es tranquilidad y relajo ante la dolorosa experiencia del momento.