Ante una nueva consulta electoral, el próximo domingo y para el Parlamento de Andalucía, vuelve a cobrar actualidad la necesidad de una reforma de la normativa por la que, desde la instauración de la Democracia, se vienen realizando los comicios; necesidad que ha sido una y otra vez reclamada sin que ninguna de las fuerzas políticas mayoritarias hayan hecho lo mas mínimo para atender la reclamada revisión, bien en el sentido de exigir listas abiertas, bien consagrando el principio de que gobierne siempre la lista mas votada, dejando de primar pequeñas circunscripciones para que partidos de corte nacionalista obtengan representación importante sobre otros territorios donde no concurre este fenómeno y así hasta un larga lista de problemas cuya solución desde luego urge...
Esta es, sin duda, otra de las secuelas de la transición política española de la dictadura a la democracia, como lo es la proliferación de territorios autonómicos, signados por el nefasto, insostenible por costoso café para todos con el que se trató de solucionar el secular problema de los territorios llamados históricos, aunque alguno mas que responder precisamente a razones de dicha índole se lo hayan fabricado al amparo de poseer lengua propia, asunto este que bien podría haberse abordado con mayor y mejor visión no tanto por la vía de las concesiones que por el apoyo y potenciación de dicho factor diferencial.
Pero he aquí que ante una nueva consulta, esta vez de ámbito autonómico, nos volvemos a topar los ciudadanos, en este caso andaluces, con la tiranía de las listas cerradas y elaboradas exclusivamente por los dirigentes de los diferentes partidos políticos, seguimos con la seguridad de que por la vía de los pactos lo mas seguro es que gobierne en muchos casos quién no haya ganado, coaligándose con quien haga falta; algo así como lo ocurrido en los comicios anteriores entre el PSOE e Izquierda Unida, que acabó como el rosario de la aurora y encima nos aparecen en el panorama otros que aprovechando el poder multiplicador de las llamadas redes sociales en Internet pretenden poco menos que conquistar escaños virtualmente que les llevarán al poder real asunto que una normativa electoral obsoleta ni siquiera contempla...
Y así seguimos, sin que nadie coja el toro por los cuernos, y se atreva a dotar a España de una Ley Electoral moderna, acorde con los tiempos...
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