martes, marzo 30, 2010

Detalles...

Multitud son los que se suceden a lo largo del año pero de una manera mucho más habitual, durante los días de la Semana Santa y es que el mundo de las Hermandades y Cofradías, esa singular forma de entender y vivir la conmemoración pasional en nuestra tierra, es un universo de manifestaciones singulares y entrañables, originales y distintas en las que se conjugan belleza, emoción, arte y sentimientos, no pocas veces todos a una, que nos llegan a lo más profundo de nuestro ser...
Desde esas primeras levantás a aquellas otras dedicadas a quienes ya no están entre nosotros, desde la simbología del color de las flores a los rezos íntimos en el interior de los templos, antes o tras la salida procesional, los padrenuestros y avemarías bajo los faldones de un paso, las marchas que las Bandas interpretan, dedicadas a este o aquel motivo o en homenaje a una nueva Hermandad que vendrá el año que viene a la Carrera Oficial, las chicotás sin arriar el paso como promesa u ofrenda.
Y los libros de Difuntos, en los cortejos, los estandartes, las bocinas, los guiones, la Cruz que abre los cortejos - de Guia, se le llama -, el color de la cera - blanca, roja en las Sacramentales, negra o de tiniebla - según el estilo de cada Cofradía, en la que no suele faltar el cambio de color en el último tramo de las filas de nazarenos e incluso, en el que le antecede, una franja inferior de color distinto, avisando a quién contempla la procesión de que se acerca el paso...
Un mundo de detalles, este de las Hermandades en su actividad anual y especialmente en su puesta en la calle, para realizar su Estación de Penitencia.

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