martes, diciembre 15, 2015

Foto en blanco y negro de Adrián Fatou.

Siempre he sentido una especial atracción por la fotografía, que para mi ha sido un trozo de memoria impresa sobre el papel, que sin duda tiene mucho, muchísimo, de arte y creatividad, a pesar de las innovaciones tecnológicas y a la que de la mano de un investigador infatigable, un auténtico historiador de esta actividad que se me acaba de marchar al que llaman Reino de la luz pude descubrir además como valioso soporte documental puesto en tantas ocasiones de manifiesto y aquí, en nuestra ciudad, sin ir mas lejos en los años mas recientes con la Muestra dedicada al Arquitecto Hernández Rubio o con las Jornadas de Archivos Privados dedicadas precisamente a resaltar su indudable importancia como tal...

Y esa nueva dimensión que la fotografía ha adquirido para mi ha venido por mi relación de amistad con un auténtico enamorado de esta faceta artística, un incansable defensor de todo cuanto se relacionara con la imágen fotográfica, Adrián Fatou Valenzuela, Crítico de Diario de Jerez, al que tuve la satisfacción de llevar a la Real Academia de San Dionisio, por mas que sobrados merecimientos, y con quién a pesar de no haber podido disfrutar de su amistad apenas algo mas de una década,  compartí tantas iniciativas y proyectos que cimentaron entre ambos una entrañable relación de afecto.

Pero de buenas a primeras, tan sorpresivamente como esos instantes que por no esperados son muy difíciles de poder captar con la cámara, mi amigo nos ha dejado huérfanos de su presencia y con su muerte, desencadenada en un breve suspiro de pocas semanas , ha provocado un profundo dolor a quienes le conocimos y tratamos. La fotografía a color de la vida - exposición en Pescadería o en el Palacio gaditano de la Diputación, con libro incluido posible gracias al multitudinario mecenazgo que Adrián supo reunir para su publicación; la muestra dedicada al 175 Aniversario de la Fotografía en Jerez y su correspondiente publicación, con motivo del Congreso dedicado al 750º Aniversario de la incorporación de la ciudad a la Corona de Castilla, su recepción como Académico  y tantas otras cosas; se nos ha quedado en la imágen en blanco y negro de su entierro clavada como un dardo en lo mas profundo del corazón...

Adrián, con tu afán diario por superarte, te has adelantado a tus compañeros de la Agrupación Fotográfica Jerezana seguro que para poder captar las mejores imágenes de ese lugar en el que tu llegada ha sido recibida con júbilo por otros fotógrafos y académicos como Servando Estrade o Eduardo Pereiras que te precedieron tanto aquí como donde estás ahora. Dales un abrazo de mi parte y no nos olvides.

Descansa en Paz, querido amigo...

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