lunes, octubre 14, 2013

Mantras...

Aunque su origen es absolutamente espiritual, en los últimos tiempos - como tantas otras modas - la expresión mantra suele ser utilizada por muchas personas y especialmente por compañeros de profesión periodística que con ella tratan de definir determinadas actitudes o comportamientos que en poco o nada tienen que ver con las sílabas, para invocar a un dios o como apoyo para meditar, que muchos consideran recursos adecuados para que nuestra mente quede protegida de ciclos improductivos de pensamiento y de acción...


Ahora para muchos, ya digo, todo es un mantra y especialmente en la política o en la acción sindical nos salen a cada paso al encuentro consignas - disfrazadas de ideas - que hablan de privatización de los servicios públicos, tales como la Educación o la Sanidad; que recalcan la maldad del sistema capitalista que impera en occidente, que condenan las Bases militares en territorio español; que propugnan el reparto de la tierra entre los que la trabajan; que ponen en tela de juicio las Instrucciones de ciertas causas o que señalan a los banqueros como los causantes de todos los males del Universo y no digamos que consideran una posible - y necesaria - reforma de la Administración Local como el paradigma de toda la perversión de la que es capaz la derecha, esa Hidra contra la que hay que vociferar y a la que hay que acosar con pancartas o encerrándola en sus propios domicilios.

Poco tienen que ver estas actitudes con las plegarias, en verso y prosa, que se utilizan para elevar el espíritu y que ahora, en nuestra sociedad, hemos sustituido por argumentos de lucha contra cualquier ideología que no sea la propia ya que todo lo demás merece nuestra condena y nuestro mas riguroso rechazo y así, desde luego, ni la convivencia es posible ni el entendimiento podrá llegar nunca, ni lograremos una sociedad pacífica, educada, coherente y capaz de progresar en armonía. Así, como estamos ahora, desde luego no...

Y es que los mantras que nos rodean no invitan precisamente a ello.

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