Mal se presentan las perspectivas para el año que acaba de comenzar y peor aún los augurios que nos llueven por todas partes, desde la clase política, desde los expertos financieros, desde la patronal, los sindicatos o la banca y no digamos desde las Agencias encargadas de calificar la deuda o la Unión Europea que han sustituido sus mensajes inócuos de antaño por bíblicas proclamas que llegan a ponernos los pelos de punta...
Y es que por cuanto nos cuentan y nos pregonan, es cruda, bastante cruda y dificil la realidad que a todos nos aguarda después de años de proclamada bonanza, de mucho estado del bienestar, de venga ayudas a la natalidad, a los desempleados, a la dependencia, a quien se pusiera a tiro o fuera un posible votante, sin mirar al fondo de la Caja para comprobar si daba para tanto.
Y así nos ha ido, algo peor desde luego que a la Banca, que ha recibido generosas y cuantiosas ayudas posiblemente para que facilitara el crédito, que dicho sea de paso no aparece por ningún sitio lo que impide que la mínima economía familiar se mueva y que el comercio y la industria vendan y como no hay negocio se incrementa el paro y... para que seguir si ya es sabido de todos...
Vamos, que habrá que decir como los optimistas, ¡¡Feliz 2014!! Y es que el doce y el trece, mejor meter la cabeza debajo de la almohada. ¿O no?
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