domingo, septiembre 20, 2015

Pobre niño Aylán...

Desde hace algunas semanas el generalizado tema de comentario entre los españoles, aparte claro está las cuestiones nacionales como las próximas elecciones catalanas, es sin duda la llegada masiva de personas que huyendo de la guerra en su país, buscando un futuro mejor o deseando escapar de la miseria, llegan a Europa por el estrecho desde Marruecos, por Italia y ahora por Grecia o Turquía, en una cifra de tal magnitud que parece imposible que pueda ser acogida por el viejo Continente. Al menos, con el mínimo exigible para garantizarles a estos inmigrantes la dignidad debida a los seres humanos...

Ya se habían contemplado, por estas latitudes, las vergonzosas escenas de las vallas que, coronadas por las terribles concertinas, trataban de impedirles el paso cuando no las terribles imágenes de ahogados tratando de alcanzar la libertad a pocos metros de la frontera entre el Reino Alauita y España, pero esto de ahora, con el empleo de gases lacrimógenos, trenes que no acaban de emprender la marcha, cargas policiales o negativa a que puedan transitar a través de un territorio nacional concreto hacia otro contiguo colma todo lo imaginable en lo que a esta emigración forzada se refiere.

Conmovió al mundo la dolorosa imágen de ese pequeño, de apenas cinco años, llamado Aylán ahogado en una playa de Turquía, tras naufragar la embarcación en la que junto a su familia trataba de alcanzar tierra de promisión pero, pasadas unas semanas, al margen de algunos gestos mas o menos humanitarios y sinceros, la civilizada sociedad de nuestro tiempo ha vuelto a mirar para otro lado y a lo que se acostumbra: la culpa de aquellos a estos y de los de aquí a los del otro lado y mientras tanto, el drama humano presente y sin remedio...

Pobre niño Aylán, ahogado para nada...

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