domingo, enero 07, 2007

Gamberrismo lamentable.

En estas pasadas fiestas, especialmente los días siguientes a las jornadas festivas del calendario, es decir, los días 25 de diciembre y 1 de enero las calles y plazas de muchas de nuestras ciudades, sobre todo las de mayor población, han presentado un lamentable aspecto de suciedad y destrozos producto de las pandillas de gamberros que pululan por ellas, aprovechando la impunidad de una muy escasa presencia de fuerzas de orden público y, desde luego, como consecuencia de la falta de civismo que viene padeciendo, desde hace años, nuestra sociedad.

Es triste constatar que este problema, que como queda dicho no es nuevo y suele repetirse cada fín de semana, no solo no disminuye sino que se acentúa año tras año, no exclusivamente como consecuencia de la denominada "botellona" sino por el creciente "pasotismo" e indiferencia de muchos jóvenes cuya mayor diversión en la calle es la de tirar papeleras al suelo, desparramando la basura a su alrededor, dejar en cualquier lado botellas de cristal, de las bebidas alcohólicas que consumen sin medida, envases y bolsas de plástico, cajas de cartón de las pizzas que utilizan para "empapar" y dejando en suma huella de su gamberrismo deplorable...

Naturalmente habría que profundizar en las causas de esta actitud y posiblemente con ello se encontrarían razones que si bien no sirvan para justificar estos desmanes si podrían arrojar algo de luz sobre el origen de esta auténtica plaga de nuestro tiempo, a la que muy bien podrían comenzar a ponerse remedio si en los Colegios e Institutos volviera a enseñarse - a inculcarse - a sus alumnos las normas de convivencia y respeto que hace ya años se llamaban urbanidad .

Posiblemente con esto no se lograría recuperar a algunas generaciones que debemos considerar perdidas, en lo que se refiere a su capacidad para integrarse con normalidad en la sociedad, pero al menos se iniciaría el camino para que en el futuro los jóvenes se divirtieran de forma civilizada, sin atentar contra un patrimonio que es de todos y cuya recuperación, cuando se destroza, se sufraga contra el bolsillo de todos nosotros también.



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